25 jun 2014

Mensajes mensuales mayo/junio 2014 - Monte faro de Luz - España

7 de Junio de 2.014
Monte Faro de Luz Valencia de Alcántara - Cáceres - ESPAÑA


Ntra. Madre comienza su mensaje:

Pequeños míos, hijos míos, Yo soy vuestra Madre de la Luz, soy Corredentora con mi Hijo para salvar al mundo, soy la Llena de Gracia , soy vuestra Madre del Dolor y la Misericordia.

Meditad a Jonás, hijos míos.

¡Ay, cuánto dolor tiene mi corazón, hijos míos! Yo sufro por esos hijos ingratos que una vez dijeron sí a mi Dios, su Dios, y ahora están apartados de la Divinidad, de la Verdad, del que salva, hijos míos. Sin Él no habrá hombre que se salve. Pedid mucho por ellos, hijos míos.

Es un día muy especial, hijos míos, y tenéis que pedir al Espíritu Santo y no olvidaros de Él. Pedid los Dones, pedídselos. Él siempre viene cuando vosotros, o el mundo, digáis: “Ven Espíritu Santo, abre mi corazón, entra en mi alma”. Y así, hijos míos, velará con vosotros y os dará los Dones para que tengáis fuerza en la vida. Seguid a mi Hijo de Amor, a vuestro Jesús. Mirad cuántas veces os he dicho que mi Hijo está en el mundo esperándoos, pero que pocos llegan a Él, porque caminan, caminan y cuando llegan a la mitad del camino, o menos, se vuelven por su soberbia, por esa agonía del mundo.

Quieren ser dioses en la tierra ellos mismos. El becerro de oro, como ya vosotros sabéis, está en estos momentos en la tierra. Los poderosos solamente quieren poder y aniquilar a los pequeños, a vosotros, hijos míos, a mis hijos de amor; pero, ¿sabéis por qué? porque Satanás ha entrado en los corazones de los hombres y ya no les deja vivir, y por eso, tantas veces he dicho en las apariciones de mi Corazón, que vengáis a pedir y llevar el mensaje de mi Corazón a vuestras almas; leedlo y meditadlo, hijos míos.

La vida del hombre, la vuestra, es muy fácil de llegar al cielo: humildad, transparencia con vosotros mismos, abnegaos a vosotros mismos, coged vuestra cruz y seguid a mi Hijo de Amor.

Tendréis, hijos míos, las moradas que mi Dios, vuestro Dios, ha preparado para todos. Sed fieles con la Iglesia, hijos míos, meditad los Mandamientos de mi Dios, vuestro Dios. Siempre os digo: Sagrario, Sagrario, Sagrario.

¡Cuántos hijos míos, millones, quieren apartar a mi Hijo y a Mí de los templos! No quieren los templos, quieren aniquilar los templos, quieren matar a mi Hijo, una vez más, en el Sagrario.

El mundo está loco, hijos míos, pero vosotros, que sois mis hijos pequeños, pero grandes, conmigo, tenemos que salvar aunque sea la tercera parte de la humanidad.

Venid a este lugar, hijos míos, aquí estoy Yo siempre con vosotros. Soy Faro de Luz, vuestra Madre del Amor. Hijos míos, sé que os cuesta venir, sacrificio hacéis, pero eso es lo que quiere también mi Hijo. Sacrificio es amor y en el amor está mi Hijo, vuestro Dios.

Sed caminantes, hijos míos, sed peregrinos, llevad el Evangelio a todos aquellos que veáis por el mundo: amigos, hijos, hermanos, padres, familiares. Habladle de mi Hijo, mi Hijo está aquí con todos, y Él viene y está para salvar a la humanidad.

Yo lloro y sufro por tanto sacrilegio que comete el hombre a la Divinidad de mi Hijo. Y os digo una vez más: no cojáis a mi Hijo en la mano, solamente el sacerdote, vosotros cumplid con lo que os digo, vosotros no sois, hijos míos, dignos de coger a mi Hijo en vuestras manos; dejad al sacerdote que os Lo de en la boca. Hijos míos, yo sé que el mundo, muchos, dirán que esto no es verdad, que la Madre de Dios no puede decir estas cosas, pero, ¿no os dais cuenta, hijos míos, que las manos son pecadoras? A veces las manos no están dispuestas para recibir a mi Hijo; por eso lloro, por eso sufro, porque el hombre al coger a mi Hijo con la manos, hacen misas negras, como decís en la tierra, y hacen ventas de esa Hostia Pura, y hacen estragos para la condenación de los hombres.

Hijos míos, mirad el rostro de mi Hijo, miradle; veréis cómo Él os lo va a decir todo esto que Yo os digo. Vuestro Dios, es vuestro Dios, a Él de rodillas y alabanza por los siglos de los siglos.

Id, como os he dicho, llevando la Palabra de mi Hijo, no os dé vergüenza de llevar el nombre de mi Hijo Jesús, Salvador del hombre. Así os quiero, guerreros, buenos hijos, como sois.

No os olvidéis, hijos míos, del arroyo que está detrás vuestra; sana y cura. Llevad el agua para todos aquellos que necesitan: enfermedades o espiritual. Ahora os doy la bendición, hijos míos, pero como siempre, es mi Dios, vuestro Dios, el que da la bendición: Padre, Hijo y Espíritu Santo, y Yo, vuestra Madre Miriam, Corazón de María, Faro de Luz, Faro de Luz, Faro de Luz. Adiós, hijos míos, adiós, pequeños, aquí estoy y estaré siempre para todos los hombres de la tierra.

A continuación el vidente se dirige a Nuestra Madre:

Madre yo te pido por todos aquellos que me han dicho que pida a tu Corazón por esas causas que tienen en sus vidas particulares: enfermedades de esposo, esposa, de hijo, de padre o de madre, de aquellos que sufren por los hijos que no Te conocen y no Te quieren conocer.

Madre, ayúdalos Tú que puedes, ayúdalos Madre, dales la Luz que Tú sabes dar, porque ellos también son tus hijos y Te necesitan.

Y a mí dame luz y fuerza para seguir el camino trazado por mi Jesús, tu Hijo, y tu Corazón, y que se haga siempre la voluntad de mi Creador y Señor. Madre en Ti confío, Madre Te amo, Te amo, Te amo.

Ntra. Madre en Monte Faro de Luz.



3 de Mayo de 2.014
Monte Faro de Luz Valencia de Alcántara - Cáceres - ESPAÑA



Ntra. Madre comienza su mensaje:

Pequeños míos, hijos míos, paz tengáis en vuestros corazones y luz, de mi Luz, en vuestras almas.

SÍ, hijos míos, Yo soy Luz y doy Luz a todos mis hijos de buena voluntad, aunque también se lo doy aquellos que no me aman, porque todos son mis hijos.

Hijos míos hoy es un día especial para todos vosotros, para el mundo y Yo quiero hacer una gracia especial para todos vosotros, que mi Corazón entre en vuestros corazones, os sello con Él, hijos míos, y a todas vuestras familias. Meditad este mes, hijos míos: HECHOS DE LOS APOSTOLES.

Yo era la Madre de España, María, y ¿qué han hecho mis hijos de ese Corazón traspasado con tantas lanzas? Dolorosa y al mismo tiempo, hijos míos, feliz, porque yo siempre he amado a mi España querida. ¿Qué han hecho de María? ¿Qué están haciendo con María? ¿Qué están haciendo con mi Hijo? Vosotros, hijos míos, todavía venís aquí y en tantos lugares de España a hablar Conmigo, a rezar Conmigo, a pedir a mi Corazón por todos los hombres del mundo.

Hijos míos, tenéis que rezar mucho, mucho, y hoy os lo digo con mucha fuerza, el hombre está desorientado, el hombre cada día está dando la espalda a su Dios, no quiere arrodillarse y pedir perdón por sus pecados y por los pecados de sus hermanos; por eso estoy diciendo en el mundo que hagáis penitencia, ayuno, oración.

Mirad, se aproxima todo, está viniendo muy cercano, hijos míos, las cosas que van a ocurrir en el mundo, aunque el hombre no se dé cuenta de que el castigo está pronto en llegar. El hombre se castiga porque el hombre no quiere a su Dios, por eso, hijos míos, veis tantas cosas en el mundo: desesperaciones, fuego, agua, terremotos; hombres y mujeres y niños que mueren diariamente, y eso el hombre no se da cuenta, porque el hombre está pecando cada vez más; es soberbio, y por eso el hombre no quiere mirar a su cruz.

Hoy andan desordenadamente, haciendo lo que ellos quieren y no reparando que su corazón un día va a dejar de existir; y después, hijos míos, Gloria e Infierno. Eso tenéis, hijos míos, que meditar, que esto se acaba, que son pocos años ¿Qué es un día, una hora, un minuto o un segundo? La muerte acecha al hombre siempre, pero si el hombre está con el Señor, con mi Dios vuestro Dios en paz, ese hombre o esa mujer irán al cielo; pero si el hombre o esa mujer están en malas condiciones, en el pecado y no ven el Rostro de su Dios, irán al infierno, hijos míos. Hoy el hombre dice que no existe el Infierno, que Dios es Misericordia y todo lo perdona y todos vamos con Él. Claro que sí, hijos míos, vais con Él, vais con Él, pero Dios es justo y Dios os da, os ha dado, la inteligencia para que obréis el bien o el mal.

Por eso yo estoy aquí, hijos míos, para deciros que recéis Conmigo, y este mes especialmente, porque es el mes Mío, de María, de vuestra Madre.

Caminad, hijos míos, y seguid caminando a la Montaña, siempre firme hacia esa Cruz, que mi Hijo está esperando con los brazos abiertos para llevaros Conmigo a las Moradas Celestiales.

Yo tejo una alfombra de flores de los rosarios que vosotros meditáis, y yo vendré a por vosotros, hijos míos, con mi Hijo para llevaros al Cielo. Sed humilde, sed sencillos; quitaos, hijos míos, las caretas y la hipocresía; decid siempre sí, no digáis no. Siempre caminando hacia esa montaña que mi Hijo espera con los brazos abiertos y Yo vuestra Madre os llevo ante Él.

Hijos míos amad mucho a vuestros hijos, predicadles, enseñadles la doctrina de mi Hijo; y vosotros, padres id al templo, allí os espera mi Hijo, allí os espero Yo; allí para que os consolemos vuestros corazones. Y seguid adelante, no tengáis miedo; el miedo, hijos míos, es del Demonio, y mi Hijo os da la Salvación, el Amor. Tened caridad unos con los otros, no dejéis que ningún hermano vuestro pida, hijos míos, comida; id vosotros si lo sabéis, adaptaos a ellos, consoladlos, dadles de comer, dadles amor, seréis, hijos míos, hijos del cielo, eso es lo que Yo quiero, Faro de Luz es lo que quiere, y Yo, vuestra Madre, siempre os llevo en mi Corazón, Yo soy vuestra Madre del Amor, de la Misericordia, Corredentora con mi Hijo para llevaros, como antes os dije, al cielo.

Mirad el sol está, como veis no tenéis que tener miedo a vuestros ojos, porque ese milagro, hijos míos, lo estoy haciendo aquí como en tantas partes del mundo; es una señal que el sol veáis tantos colores y parece que viene a vosotros; es porque Yo estoy con vosotros, para que veáis el milagro del sol; no tengáis miedo, miradlo, hijos míos, miradlo (hace una pausa). Hijos míos, son fenómenos que mi Dios Padre, vuestro Dios Padre, os da, no aquí solamente, sino en el mundo para que tengáis fe. Yo estoy aquí con vosotros, estaré siempre, y Yo os digo que Yo os daré milagros, y haré con vosotros tantas cosas, que vendréis a comentar y a decir: sanaciones, ya ha habido muchas sanaciones aquí en esta Casa, mi Casa.

Seguid pidiendo por aquellos que no tienen nada, que están solos y abandonados; pedid por vosotros, pedid por vuestros hijos; Yo soy vuestra Madre del Amor y quiero, hijos míos, que pidáis mucho por el Papa, por mi hijo predilecto; también por aquellos que no le quieren, por aquellos que los secuaces de los demonios están entrando en tantos hijos míos y están haciendo mal en la tierra. Los demonios, hijos míos, entran por los sentidos y acaban aborreciendo a mi Dios, vuestro Dios.

Vosotros con la oración podéis salvar a muchos y salvaros vosotros. Rezad por aquellos que en las familias no creen ni aman a su Dios; vosotros tenéis la fuerza y el poder de mi Hijo y mi poder; hacedlo así, hijos míos, sed valientes, sed fuertes, y no os olvidéis de ir al Sagrario adonde está mi Hijo oculto, pero vivo, para que os bendiga y os de las alegrías, la luz y la fuerza.

Ahora, hijos míos, yo os bendigo, pero antes os bendice mi Dios Padre Creador, mi Hijo Salvador, el Espíritu Santo, mi Esposo Santificador y yo vuestra Madre, Miriam, Corazón de María, Faro de Luz, Faro de Luz, Faro de Luz.

A continuación Nuestra Madre se dirige al Vidente:

Pequeño mío, tienes todavía que quitarte tanto orgullo que tienes y ese yo, porque tú eres mi “gusanico” y lo mismo que se te da, se te puede quitar. Ama más a tu Dios, ve más al Sagrario, sé humilde y sencillo con tus hermanos; pon caridad, amor a todos por igual; no tengas preferidos, porque mi Hijo no tuvo preferidos, eran todos, y tú tienes que imitarle en la pobreza, en la humildad, en la Misericordia, en todo. Pide la fe, hijo mío, a tu Dios Creador, mi Dios Creador, Él es el que te alimenta con todo cuanto tienes. Él te ha dado este ministerio para que el mundo conozca que mi Hijo está en la tierra y hay que adorarlo porque es Dios, Dios, Dios; alabanza y gloria siempre a tu Dios y Señor.

Hazte pequeño, humilde y sencillo, porque así verás algún día la Gloria; así lo quiero, hijo mío.

Búscate momentos de soledad para estar con mi Hijo y hablar con mi Hijo, para todo aquello que tienes que hacer todavía aquí en la tierra.

Hijo mío te amo y sigue caminando así, pero más humilde.

Adiós hijos míos, adiós pequeños, adiós hijos.
Ntra. Madre en Monte Faro de Luz.

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