27 oct 2014

Mensaje Mensual Monte Faro de Luz, España , 4 de octubre de 2014



Ntra. Madre comienza su mensaje:

Pequeños míos, hijos míos, paz tengáis en vuestros corazones y Paz de mi Luz en vuestras almas; gracias pequeños míos por estar aquí con vuestra Madre, rezando y pidiendo por todos mis hijos del mundo.

Mirad, este mes es mes de María, el mes de mi Corazón; rezad mucho, Yo en este mes doy muchas gracias, pedidme, hijos míos, por vosotros, vuestras familias, por todos aquellos que necesitan de mi Corazón.

Hijos míos, tiempos malos vienen a la tierra, como dije ya, y os digo, estáis en la primera fase, después vendrán las guerras, los movimientos, las lluvias, huracanes, sangre, desolación ¡Ay de esos hijos míos a los que les toque vivir todo esto y no estén en gracia de mi Dios, vuestro Dios!

Vosotros, hijos míos, apresuraos, id a los templos de mi Hijo, entrad, pero no de visita, haced oración perfecta. Sagrario, Sagrario, Sagrario, mi Hijo os espera a todos vosotros y a todos los hijos del mundo; reforzaos en el Corazón de mi Hijo, hablad con Él, pedidle; sed, hijos míos, de verdad hijos de amor. Cuántos hijos llevan doble careta, que ahora dicen sí y mañana dicen no; tenéis que ser como rocas, fuertes; construid vuestras casas en la roca, porque la Roca es mi Hijo y ahí no entrará el maligno para derribarla.

Hijos míos, haced penitencia, haced mucha oración, sed sanos en vuestras conquistas, sed alegres, no hagáis críticas de unos y de otros, porque la crítica no entra en el cielo; tenéis que ser como niños pequeños, porque los niños no tienen malicia ni tienen maldad. Sed así, hijos míos, id y haceos como niños, buscad la humildad, buscad la humildad, porque en la humildad, hijos míos, está el amor y Yo quiero que vosotros todos un día reinéis en la Moradas Celestiales que mi Dios Padre Señor, vuestro Dios Padre Señor, hizo para todos sus hijos, criaturas, porque todos somos creados por Él. Yo también, hijos míos, vosotros tenéis que ser limpios para ver el rostro de vuestro Dios, mi Dios.

En el cielo, hijos míos, no entran dinero, ni vestidos, ni lujos, nada de este mundo, solamente entra la Paz, el Amor, la Comprensión, la Dulzura, el trabajar por el reino de vuestro Dios, mi Dios y Señor; vosotros tenéis que hacerlo, sed pobres y humildes, sed nada, hijos míos, porque mi Hijo Jesús, vuestro Maestro, os va a dar el ciento por uno por aquello que vosotros hagáis aquí en la tierra. Si os piden limosna, hijos míos, dadla, si os piden vestidos, dadlos, si os piden comida, dadla, si os piden unión y amor, dadlo, porque así, hijos míos, haréis hijos de oración de mi Hijo y de mi Corazón. Volved vuestros ojos a vuestro Dios y amadle, amadle porque Él es el que da la vida y el que os llevará al Reino de los Cielos.

Hijos míos, Yo os pido que hagáis pequeñas penitencias, que vayáis al confesionario a poneros en paz, porque allí mi Hijo, en aquel sacerdote que está en esos momentos, que es mi Hijo, os quita del todo la inmundicia de vuestros corazones.

Sed santos, hijos míos, como mi Dios es Santo, caminad, caminad, fortaleceos con el aroma del Corazón de mi Hijo y ni Corazón.

Yo estoy con todos vosotros y os espero en esta casa, mi casa Faro de Luz, que tantos milagros he hecho aquí ya, y quiero derramar mi Corazón en todas vuestras almas y hacer milagros también con todos vosotros, porque para vuestra Madre, yo, María, sois todos mis hijos predilectos, todos, por eso os digo hoy que perdonéis a vuestro enemigo, que pidáis por ellos para la conversión del alma y del cuerpo.

No critiquéis a mis hijos los sacerdotes, aunque algunos de ellos como sabéis, Yo no puedo mentiros, no llevan sus ministerios como mi Hijo y Yo queremos, pero también hay equivocaciones en todos mis hijos del mundo, porque todos sois pecadores, por eso os pido por ellos, rezad por ellos para que vuelvan al redil y vean la Luz de su Dios como un día lo vieron cuando tomaron sus hábitos.

Hijos míos, no critiquéis, no solamente a ellos, sino a cualquiera de vosotros, no queráis ser más que los demás, humillaos y dad con vuestras cabezas en el suelo pidiendo perdón por vuestras culpas, y Dios, mi Dios, vuestro Dios que lo ve todo, os dará el abrazo lindo, porque Él es Padre
de todos, Él os ama a todos y quiere salvaros a todos, pero hoy el hombre está empecinado en irse al Infierno por su mala cabeza, sus malas artes, y Yo lloro por todos ellos, porque quiero salvarlos a todos ,y vosotros, como en todas las partes del mundo que Me aparezco, pido a todos mis hijos que por lo menos la tercera parte de la humanidad vayan al cielo. Yo, hijos míos, soy Vuestra Madre y sufro porque a mi Hijo y a Mí nos clavan diariamente los pecados del mundo, nos están crucificando cada momento, cada segundo, pero Nosotros os amamos a todos y queremos salvaros.

Si mi Hijo vino al mundo a morir en una Cruz como Yo, es porque Él vino a salvar al mundo, pero el mundo ingrato Le rechaza todavía y se van de su lado, porque quieren los dioses falsos, el poder, el dinero, la mentira, el engaño, el pecado, pero Nosotros estamos esperando que el hombre mire el Rostro de su Dios para que sean hombres de fe, de esperanza y de caridad.

Hijos míos, haced todo aquello que Yo os he dicho: rezad, sacrificio, penitencia, oración, Sagrario, ese es el camino del cielo.

Pedid mucho, hijos míos, por esas madres, mis hijas, que abortan diariamente a tantos hijos creados por mi Dios vuestro Dios, ¡pobres criaturas! ¿Cómo no va a llorar mi Corazón si todas aquellas que hacen ese crimen, ese dolor lo tiene mi Hijo y lo tengo Yo; porque nadie puede matar a nadie, porque Dios, mi Dios, vuestro Dios, da la vida y Él la quitará cuando Él quiera, hijos míos; por eso, pedid por ellas, por esas hijas, y también por mis hijos que admiten y quieren ese aborto, ese crimen; hijos míos, esa alma no va a vivir y es matado por los mismos hijos de su Creador.

Por eso lloro, por eso llora mi Hijo, porque el dolor nos traspasa nuestros Corazones de tanta injusticia y tanta maldad que el hombre, joven, mayor, están aborreciendo a su Dios Creador.

Hijos míos, vosotros sabéis lo que estoy diciendo; pedid, pedid por vuestros hijos, por la humanidad, pedid también por vosotros.

Hoy, hijos míos, es un día también muy especial; a mi lado derecho tengo a Francisco, a mi lado izquierdo a Padre Pio, los dos, hijos míos, que cambiaron mucho a la humanidad; pedidle a ellos para que os protejan también.

Ahora, hijos míos, os doy la bendición, pero como siempre, mi Dios, vuestro Dios y Señor, Padre, mi Hijo de Amor, el Espíritu Santo Santificador, mi Esposo, y Yo vuestra Madre, Miriam, María, Corazón de María, Faro de Luz, Faro de Luz, Faro de Luz.

Adiós pequeños míos, adiós hijos, adiós pequeños

Ntra. Madre en Monte Faro de Luz.

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