4 feb 2015

Mensaje 1 febrero 2015 - Jacareí - Anexo Nuestra Señora del Buen Suceso


Jacareí, 01 de Febrero del 2015

MENSAJE DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA

“Mis amados hijos, ahora que ya están muy cerca del Aniversario de Mis Apariciones aquí, deseo renovar en sus corazones el amor. El amor por el Señor, el Amor por Mí, el amor por la oración, el amor por la santidad, el amor por la gracia.

¡Vuelvan a los orígenes del amor! La Fiesta del Aniversario de Mis Apariciones aquí existe no apenas para que ustedes puedan agradecer a Dios por más un año de Mis Apariciones, de Mi presencia. Pero también, para renovar el amor de ustedes, renovar sus oraciones, renovar el ayuno de ustedes, renovar sus penitencias, renovar su deseo de ser santos.

La Fiesta del Aniversario de Mis Apariciones existe para que ustedes puedan pensar, meditar y evaluar la grandeza de Mi venida aquí, de Mi presencia aquí, la grandeza de Mis Mensajes, la importancia de Mi presencia aquí, la grandeza de Mis Mensajes, la importancia de Mi presencia aquí en medio de ustedes.

Por eso hijitos, en estos días que aún faltan para el Aniversario de Mis Apariciones recen, recen y recen mucho. Para que en sus corazones se renueve la oración, se renueve la fe,  se renueve la penitencia, se renueve el deseo de la santidad, se renueve el ardor de los primeros tiempos, se renueve aquella fe ardiente y aquella oración ardiente que había en el inicio. Entonces, verdaderamente Mi Fiesta será el comienzo de una nueva vida para todos ustedes, una vida en la gracia de Dios, en el amor de Dios, en la santidad que Yo vine a pedir aquí y que Dios espera, desea de ustedes.

Yo les amo mucho y estoy con ustedes en todos los momentos de su vida. En los momentos de mayor sufrimiento Yo estoy de su lado y nunca, nunca les abandono. Soy la Señora del Buen Suceso, Soy Aquella que les dará la victoria final, porque Mi victoria no está en nombre de ningún hombre, pero está en Nombre del Señor.

Tropiezan incluso los hombres considerados más fuertes y el Señor no tropieza, porque el Señor es eterno, es infinito, es el creador de todas las cosas y Su gloria, Su poder, Su dominio nunca tendrá fin.
Por eso hijitos, Mi victoria es segura y de aquellos que ahora lucharen Conmigo en la oración, en el sacrificio, en la divulgación de Mis Mensajes, formando grupo de oración y luchando contra las tinieblas de Satanás y del pecado como Yo pedí. Estos tendrán verdaderamente la victoria en nombre del Señor y en Mi nombre, porque Mi Corazón Inmaculado triunfará y entonces, traeré el Reino de Dios para toda la Tierra.

¡Coraje, esperanza, ánimo! ¡Los nuevos Cielos y la nueva Tierra están más próximos de ustedes de lo que puedan imaginar! Ahora es la última hora de la guerra, no duerman, no dejen las armas, no tiren sus armas en el suelo, no deserten de Mi Ejército. Porque Yo deseo verdaderamente apresurar la hora  de Mi victoria y también Mis hijos, darles esta victoria rápida y breve para introducirles en el tiempo de paz y felicidad que Dios prepara para ustedes, que será el Reino de Amor de Mi Corazón Inmaculado.

Recen mucho, propaguen Mi Mensaje dado a Mi hijita Madre Mariana de Jesús Torres(*), Mensaje tan grave, Mensaje tan urgente sobre los tiempos que están viviendo y que hasta ahora no fue conocida por la humanidad, ni obedecida como Yo esperaba.

Agarren, agarren verdaderamente los vídeos que Mi hijito Marcos hizo de esta Mi Aparición y que tanto Me consuelan, Me alegran, Me encantan y den a conocer al mundo entero estos Mensajes Míos, Mis hijos. Porque la Iglesia muy pronto conocerá la hora de su castigo por no haber divulgado y propagado el Mensaje que Yo di a Mi hijita Mariana de Jesús Torres.

Y si ustedes también no quisieran ser golpeados por el Castigo de la Justicia de Dios por el pecado de la omisión, divulguen esta Aparición Mía lo más posible, a donde pudieren, como pudieren. Pero divulguen por el mundo.  La Iglesia, las familias, la juventud, la infancia, toda la sociedad sólo se sanará del cáncer del pecado que la corrompe, que la corroe cuando Mi Mensaje de Quito fuera dado a conocer a toda la humanidad.

¡Recen, recen mucho, ahora es tiempo de oración! En el día 07 de Febrero, a comenzar de éste año, todos los años Yo deseo una HORA DE LA PAZ UNIVERSAL al medio día. Cuando numerosos favores para el cuerpo y para el alma será dada para todos Mis hijos que estuvieren rezando el Rosario.

Tal como en el día 08 de Diciembre Yo pedí la Hora de la Gracia Universal para esparcir favores sobre Mis hijos,  aquí pido la HORA DE LA PAZ UNIVERSAL MUNDIAL en el día 07 de Febrero de cada año al medio día, cuando nuevamente derramaré gracias, favores sobre todos Mis hijos. Y, sobre todo convertiré muchos pecadores por medio de la oración que harán Conmigo aquí al medio día.

Así hijitos, Mi Corazón Inmaculado dará curso a la corriente de Su Amor, de Mi Amor, de Mi Bondad, de Mi Misericordia Maternal derramando gracias sin fin sobre Mis hijos del mundo entero.
Cuanto más rezaren en el día 07 de Febrero y cuanto mayor fuera la fe de ustedes, mayores serán las gracias que en retribución Yo derramaré sobre ustedes.

Recen, ahora es un tiempo de oración, en esta Novena daré muchas gracias nuevas y muchas bendiciones grandes y eternas sobre Mis hijos que con amor vinieren a Mí y Me honraren con su oración fervorosa.

A todos  Yo ahora bendigo con amor: de QUITO,  de MONTICHIARI y de JACAREÍ”

(*) Aparición con la advocación de Nuestra Señora del Buen Suceso




NUESTRA SEÑORA DEL BUEN SUCESO

LA PRIMERA APARICIÓN

Muy temprano en la mañana del 2 de febrero de 1594, la Madre Mariana estaba rezando en el coro alto del Convento, suplicando fervientemente a Jesús y María por el alivio de las muchas pruebas severas del convento y la prevención de los muchos pecados. Durante su larga oración, oyó una voz dulce llamarla por su nombre. Mirando rápidamente, vio a la Santísima Virgen María con el Niño Jesús en su brazo izquierdo. Cuando le preguntó quién era ella, Nuestra Señora respondió:
“Yo soy María del Buen Suceso, la Reina del Cielo y la Tierra… Como su madre, llevo (al Niño Jesús) aquí, en mi brazo izquierdo, de modo que juntos podamos frenar la mano de la Justicia Divina, que está siempre dispuesta a castigar a este infortunado y criminal mundo.”

 

 

 

LAS ADVERTENCIAS SOBRE EL SIGLO XX

Temprano en la mañana del 21 de enero de 1610, la Madre Mariana se vio favorecido por la aparición de los Arcángeles San Miguel, San Gabriel y San Rafael. Entonces apareció la Virgen y relató muchas predicciones:

“Te hago saber que a partir del final del siglo XIX y poco después de mediados del siglo XX, en lo que hoy es la Colonia y luego será la República del Ecuador, las pasiones estallarán y habrá una corrupción total de las costumbres (morales), ya que Satanás reinará casi por completo por medio de las sectas masónicas.”
“Ellos se centrarán principalmente en los niños con el fin de mantener la corrupción. ¡Ay de los niños de esos tiempos! Va a ser difícil recibir el Sacramento del Bautismo, y también el de la Confirmación… A menudo, durante esta época, los enemigos de Jesucristo, instigados por el diablo, robarán hostias consagradas de las iglesias, para que puedan profanar las especies eucarísticas…
En cuanto al Sacramento del Matrimonio… va a ser atacado y profanado profundamente… El espíritu católico rápidamente decaerá; la preciosa luz de la fe poco a poco se extinguirá… Sumado a esto estarán los efectos de la educación laica, que serán una de las razones de la escasez de vocaciones sacerdotales y religiosas.
“El sacramento del Orden, serán ridiculizado, oprimido y despreciado… El diablo tratará de perseguir a los ministros del Señor en todo lo posible, el hará el trabajo con cruel y sutil astucia, para desviarlos del espíritu de su vocación y corromper a muchos de ellos. Estos sacerdotes depravados, que escandalizarán al pueblo cristiano, traerán el odio de los malos católicos y de los enemigos de la Iglesia Católica Romana y la caída de todos los sacerdotes de la Iglesia Apostólica…”
“Además, en estos tiempos infelices, habrá un lujo desenfrenado, que atrapará al resto en el pecado y conquistará innumerables almas frívolas, que se perderán. La inocencia casi ya no se encontrará en los niños, ni la modestia en las mujeres. En este supremo momento de necesidad de la Iglesia, el que debe hablar se callará”.
 

CINCO PROFECÍAS PARA NUESTROS TIEMPOS

La más importante de las apariciones de Nuestra Señora del Buen Suceso tuvo lugar cerca del final de vida de la Madre Mariana. La mañana del 2 de febrero de 1634, la Fiesta de la Purificación de la Santísima Virgen María, la Madre Mariana encontraba orando ante el Santísimo Sacramento, suplicándole poder estar unida a Él y ser devorada en ese amor que pertenece a la Virgen. También le recordó proteger y preservar a sus hijas de su convento amado.
Cuando terminó la oración, vio la luz del santuario extinguida por sí misma, dejando al altar completamente a oscuras. Nuestra Señora se le apareció para decirle que el Señor había oído sus clamores y pondría fin a su exilio terrenal en menos de un año. “Prepara tu alma para que, cada vez mas purificada, puedas entrar en la plenitud a la alegría del Señor ¡Oh! ¡si los mortales, y, en particular, las almas religiosas, pudieran saber lo que es el Cielo y lo que es poseer a Dios! ¡De qué manera diferente vivirían! ¡Ni ellos mismos escatimarían sacrificios con el fin de poseerlo!”

La Santísima Virgen María explicó a continuación los cinco sentidos de la luz del Tabernáculo que se había extinguido ante los ojos de la madre de Mariana.

I. “El significado primero es que al final del siglo XIX y en el siglo XX, varias herejías se propagarán en esta tierra, entonces habrá una república libre. A medida que estas herejías se extiendan y dominen, la preciosa luz de la Fe se extinguirá en las almas por la casi total corrupción de las costumbres (moral). Durante este período, habrá grandes calamidades físicas y morales, tanto públicas como privadas.
“El pequeño número de almas que se oculten, conservarán el tesoro de la fe y las virtudes sufrirán un martirio indeciblemente cruel y prolongado. Muchas de ellas sucumbirán a la muerte por la violencia de sus sufrimientos, y los que se sacrifiquen por la Iglesia y el país se contarán como mártires.
“Los hombres libres de la esclavitud de esas herejías, aquellos a quienes el amor misericordioso de Mi Hijo Santísimo destinará para la restauración, tendrán una gran fuerza de voluntad, constancia, valor y mucha confianza en Dios. Para probar esta fe y la confianza de los justos, habrá ocasiones en las que todo parecerá estar perdido y paralizado. Esto, entonces, será el feliz comienzo de la restauración completa.”
Estas almas escogidas, que restablecerán la salud de la Iglesia, son descritas en detalle como los apóstoles de los últimos tiempos, por San Luis María de Montfort en su Verdadera Devoción a la Santísima Virgen María.

II. “El segundo significado,” Nuestra Señora dijo, “es que mi convento, siendo muy reducido en tamaño, se sumergirá en un océano insondable de amargura indescriptible, y parecerá estar ahogándose en las aguas de diversas tribulaciones.” Muchas vocaciones auténticas perecerán, continuó. La injusticia entrará incluso en este convento, “disfrazada bajo el nombre de la caridad falsa, causando estragos en las almas.” Y las almas fieles, llorando e implorando en secreto que estos terribles tiempos se acorten, sufrirán un martirio lento y continuo.

III. “La tercera razón de que se dé la extinción de la lámpara se debe al espíritu de impureza que satura la atmósfera de aquellos tiempos. Al igual que un océano sucio, correrá a través de las calles, plazas y lugares públicos, con una libertad asombrosa.”
“No habrá casi ningún alma virgen en el mundo”, la Virgen dijo. La delicada flor de la virginidad se vería amenazada por la completa aniquilación. Sin embargo, prometió que siempre habría algunas almas buenas en los claustros donde puedan echar raíces, crecer y vivir como un escudo para desviar la ira divina. “Sin virginidad”, Ella dijo”, sería necesario que el fuego del cielo cayera sobre estas tierras para purificarlos.”

IV. La cuarta razón para que la lámpara se apague es que las sectas masónicas, después de haber infiltrado a todas las clases sociales, sutilmente introducirán su enseñanza en los ambientes domésticos con el fin de corromper a los niños, y el diablo se gloriará en el comedor con la exquisita delicadeza de los corazones de los niños.
“En estos tiempos desafortunados”, Nuestra Señora predijo, “el mal asaltará la inocencia infantil. De esta manera, las vocaciones al sacerdocio se perderán, lo que será una verdadera calamidad.”
Una vez más Nuestra Señora prometió que durante este tiempo todavía habría comunidades religiosas que sostengan a la Iglesia y sagrados ministros del altar -almas ocultas y bellas, que trabajarán con valentía y celo desinteresado por la salvación de las almas. “Contra ellos”, advirtió, “los impíos desencadenarán una guerra cruel, dejando caer sobre ellos vituperios, calumnias y vejaciones con el fin de impedir el cumplimiento de su ministerio. Pero, al igual que columnas firmes, se mantendrán firmes y lo enfrentarán todo con el espíritu de humildad y sacrificio con el que ellos están investidos, en virtud de los méritos infinitos de mi Santísimo Hijo, quién les amará en las fibras más íntimas de su Corazón Santísimo y tierno.”
Durante este tiempo, la Virgen predijo, “el clero secular estará muy lejos de su ideal, porque los sacerdotes se volverán descuidados en sus deberes sagrados. Perdiendo la brújula divina, apartarán del camino trazado por Dios para el ministerio sacerdotal y buscarán el bienestar y la riqueza, que se esforzarán por obtener indebidamente.”
“La Iglesia sufrirá  en esta ocasión -la noche oscura de la falta de un Prelado y Padre que vele por ellos con amor paternal, dulzura, fortaleza, discernimiento y prudencia. Muchos perderán su espíritu, poniendo sus almas en gran peligro”.
Nuestra Señora continuó explicando la cuarta razón para la extinción de la luz del Tabernáculo: “Por lo tanto, recen con insistencia sin cansarse y lloren con lágrimas amargas en el secreto de su corazón. Imploren a nuestro Padre Celestial, por el amor del Corazón Eucarístico de Mi Hijo Santísimo y de su Preciosa Sangre derramada con tanta generosidad… El podría tener piedad de sus ministros, poniendo fin a aquellos tiempos ominosos, y enviando a la Iglesia el Prelado que restaure el espíritu de sus sacerdotes.
“Mi Hijo Santísimo y yo amaremos a este hijo predilecto con un amor de predilección, y le haremos el regalo de una capacidad poco común, humildad de corazón, docilidad a la inspiración divina, fortaleza para defender los derechos de la Iglesia, y un corazón compasivo, para que, como otro Cristo, él ayude a los grandes y pequeños, sin despreciar a las almas más desafortunadas que pidan por la luz y consejo en sus dudas y dificultades. En sus manos se colocarán la balanza del Santuario, para que todo sea pesado con la debida medida, y Dios sea glorificado.”
Nuestra Señora continuó: “La tibieza de todas las almas consagradas a Dios en el estado sacerdotal y religiosa retrasará la llegada de este Prelado y Padre. Esto, entonces, será la causa de la maldición del diablo que tomará de posesión de esta tierra, donde alcanzará sus victorias por medio de un extranjero y sin fe, tan numerosas que, como una nube negra, se oscurecerán los cielos puros de la entonces República consagrada al Sagrado Corazón de mi Divino Hijo.”
“Con esta gente, todos los vicios van a entrar, lo que atraerá a su vez todo tipo de castigo, tales como plagas, hambrunas, luchas internas y conflictos con otras naciones, y la apostasía, la causa de la perdición de tantas almas tan queridas por Jesucristo y por mí.”
“Con el fin de disipar esta nube negra que impide a la Iglesia de disfrutar el día claro de la libertad, habrá una guerra formidable y espantosa, que verá el derramamiento de sangre de compatriotas y extranjeros, de sacerdotes, seglares y religiosos. Esta noche será la más horrible, ya que, humanamente hablando, el mal parecerá triunfar.”
“Esta, pues, marcará la llegada de mi hora, cuando yo, de una manera maravillosa destronaré a los soberbios y maldeciré a Satanás, pisoteándolo bajo mis pies y atándolo en el abismo infernal. Así, la Iglesia y el país estarán finalmente libres de su cruel tiranía.”
V. La quinta razón de que la lámpara se haya extinguido es debido a la laxitud y la negligencia de aquellos que poseen una gran riqueza, que estarán con indiferencia y verán a la Iglesia siendo oprimida, la virtud siendo perseguida, y el triunfo del diablo, sin emplear sus riquezas piadosamente para la destrucción de este mal y la restauración de la fe. Y también es debido a la indiferencia de la gente al permitir que el nombre de Dios se extinga progresivamente y la adhesión al espíritu del mal, entregándose libremente a los vicios y las pasiones.
“¡Ay! ¡Mi hija predilecta! Si se te hubiera dado para vivir en esa época tenebrosa, morirías de pena al ver todo lo que les he revelado a vosotros, que tendrá lugar. ¡Pero Mi Hijo Santísimo y yo tenemos un amor tan grande por esta tierra, nuestra herencia, que deseamos, incluso ahora la aplicación de tus sacrificios y oraciones para acortar la duración de tal terrible catástrofe!”
Abrumada por la magnitud de los males que veía y las incontables almas que serían condenados en estos tiempos, la Madre Mariana cayó inconsciente. Allí, las hermanas la encontraron como si estuviera muerta, aplicándole golpes en su corazón. Todos los esfuerzos del médico para devolverle la conciencia fueron inútiles. De hecho, dijo, humanamente hablando, su vida debe haber terminado por el shock que había recibido.
Las hermanas la rodearon, suplicando al cielo para que les dejara su gran tesoro, la última de las madres fundadoras, “el pilar de la observancia, la columna de la casa”. Dos días más tarde, la Madre Mariana abrió los ojos, animó a sus hermanas a continuar siguiendo la Regla, y las consoló diciendo que ella se quedaría con ellos por un poco más de tiempo.

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