OCTAVA
DE PASCUA
FIESTA
DE LA DIVINA MISERICORDIA
MENSAJE
DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO
“Mis Amados Hijos, hoy,
Mi Sagrado Corazón se alegra por venir hasta ustedes en esta fiesta de Mi Misericordia.
Mi Corazón se dilata
aquí para derramar sobre todos ustedes Mi Divina Misericordia como nunca antes
hice en toda la historia de la humanidad.
Mi Misericordia se
derrama sobre ustedes como un diluvio, transformando su desierto en un jardín
verde: de vida, de santidad y de amor.
Abran sus corazones a
Mí, dejen que entre en ellos Mi Gracia, para que verdaderamente, hoy, Yo realice
en ustedes Mi Obra Restauradora de Amor.
Yo soy el Esposo de sus
almas, Yo soy la Fuente de su vida, y si ustedes Me abren sus corazones, dejándome
entrar en ellos y realizar en ellos Mi Plan de Amor, cambiaré sus vidas, de
un desierto oscuro y frío en un jardín luminoso, donde Mis perfumes, los perfumes
de Mi Gracia, de Mi Amor, de Mis Prodigios maravillosos, estarán presentes, realizando
grandes cosas en ustedes.
Mi Misericordia bajó sobre ustedes en este lugar con una abundancia inmensa como nunca antes ocurrió. En
verdad, aquí en este lugar, Mi Corazón se dilata y derrama Gracia sobre Gracia,
bendición sobre bendición, sobre todos aquellos que se aproximan de Mí con
confianza.
Lo que Yo busco es el
amor y la confianza, la confianza es fruto del amor. El alma que verdaderamente
Me ama, confía en Mí, se entrega en Mis brazos sin saber, sin buscar saber lo
que Yo haré de ella y para donde la llevaré, esta confianza que es fruto del Verdadero
Amor, es el primer acto de amor que Yo deseo de ustedes.
¡Cuánto Me hiere la desconfianza de las almas! ¡Cuánto Me hieren los hombres cuando ellos no confían
en Mí, cuando no se entregan en Mis brazos, para que Yo los lleve y los
conduzca por mi camino, por Mis vías de amor!
Cuando encuentro un alma de ilimitada confianza y por lo tanto, de ilimitado amor, no mido Mis Gracias
para ésta alma, antes, le concedo todo, todo mismo, porque es Mi deseo dar todo
al alma de ilimitada confianza.
Cómo son raras estas almas,
pero, cuando encuentro un alma de ilimitada confianza, Me entrego totalmente a
ella como Padre más amoroso, más cariñoso y más dedicado, buscando a todo
momento, enriquecerla con Mis bienes, con Mis tesoros, y Yo mismo soy y seré su
eterna herencia.
Mis Hijos, lo que Yo
vine a buscar en todos ustedes es el amor, lo que Yo vine a buscar en el mundo
a través de Mi Hija Faustina es el Amor. Estoy sediento de amor, busco el amor
de Mis almas, busco el amor de Mis criaturas, pero en la mayoría de los corazones,
encuentro apenas frialdad, desconfianza. Encuentro apenas aridez, encuentro
apenas indiferencia para con Mi amor.
No traspasen más Mi
Corazón y el Corazón de Mi Madre con esta indiferencia, con esta frialdad y con
esta falta de amor, pero antes, denme sus corazones, porque Yo quiero
abrazarlos con Mi Llama de Amor, con la Llama de Amor de Mi Madre, hasta que
ellos verdaderamente se tornen “hornos de amor” como Nuestros Corazones, para
inflamar a todo el mundo con este amor, que verdaderamente hará la tierra arder
en un Segundo Pentecostés.
Entonces, todo será
renovado, todo será recreado, y el Nuevo Cielo y la Nueva Tierra vendrán a
ustedes con un tiempo de eterna felicidad, alegría, como el mundo nunca
conoció.
Vengan Mis Hijos, ábranme
sus corazones y dejen que Yo pruebe de ellos el amor, el amor verdadero, profundo,
sincero, desinteresado, fiel y leal, que Yo tanto busco en los corazones de los
hombres pero no encuentro.
¡Ah! Si Yo encuentro
ese amor bendito en ustedes hoy, realizaré en ustedes tantas maravillas,
tantas Gracias, realizaré tantos prodigios, que ustedes jamás se reconocerán
nuevamente como los mismos, serán nuevas criaturas, ustedes serán nuevos
templos inflamados de amor por Mí.
Déjenme Mis altares, déjenme
reposar sobre ustedes, déjenme encontrarme con ustedes en el altar de sus almas
y ahí recibir el incienso de su adoración, de su amor y de su fidelidad. Déjenme
oír los cánticos del Verdadero Amor de su alma para Mí, como si fuesen liras espirituales,
entonando para Mí, los cánticos más bellos del Verdadero Amor.
Vengan, denme su “Sí”,
denme el “Sí” perfecto y profundo de sus corazones y Mi Sagrado Corazón
derramará en ustedes Mi Misericordia, como un diluvio superabundante, que a
través de ustedes, inundará la tierra entera, transformándola en un grande y
maravilloso Cielo de amor y paz, donde no habrá más pecado, ni odio, ni
violencia, porque entonces, el milagro de Mi Divina Misericordia salvará este
mundo y lo transformará en la imagen viva del Cielo, en la imagen viva de Mi
propio Corazón, donde ustedes serán felices para siempre.
Yo les amo y nunca les
abandonaré. Cuando sufren, estoy más cerca de ustedes.
Confíen siempre en Mi Misericordia,
recen la Coronilla de Mi Misericordia, renuncien a todo pecado, aléjense de
todo humo de Satanás, de todo error, de todas las voces que les dicen para no seguir
a Mi Madre por el camino de la oración y de la penitencia. Porque esas voces son
del infierno, son del maligno queriendo engañarles. Sigan a Mi Madre por el
camino de la oración, de la conversión y de la Santidad.
Y entonces, Yo les digo
Mis Hijos: “Ustedes habitarán Conmigo en Mis Moradas Eternas, donde Yo les
acumularé de alegría sin fin y donde su corazón reposará para siempre en Mi
Corazón”.
Yo, a todos bendigo con
amor: de PLOCK… de CRACOVIA… y de JACAREÍ.”
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