14 sept 2017

Mensaje 12 sep 2017 - EE.UU: Dios Padre: Yo detengo mi Ira pues veo un resto luchando...

12 de Septiembre del 2017
Mensaje Público
 
Nuevamente veo una gran llama que he llegado a reconocer como el Corazón de Dios Padre.  Dice:  “Yo soy el que soy, el Señor del viento, de la lluvia y del sol.  Yo soy el Padre de cada estación y de todas las generaciones;  del pasado, presente y futuro.  La humanidad ha llegado a la era de Mi misericordia extendida.  Esto llega a ustedes por su confianza en Mí.  Su esperanza está en su confianza.”
 
Aprendan del pasado, del tiempo de Noé y de Sodoma y Gomorra.  Aquellos fueron tiempos en los que la humanidad se cubría de su propia voluntad, eligiendo conforme a la carne.  Yo detengo Mi Ira, pues veo al Resto luchando por crearse y aumentar en número.  Estoy protegiendo a los que eligen el bien sobre el mal y eligen obedecer Mis estatutos.”
 
“Anhelo que el corazón del mundo sea totalmente consumido por la Llama de Mi Corazón, el cual es Mi Divina Voluntad.  Aquellos Hijos Míos que no tienen miedo de acercarse a esta Llama están bajo Mi dominio y protección.  Ellos no deben tener miedo, pues Mi Voluntad es su manto de predestinación.”
 
Lean Eclesiástico 2:4-11, 16-18
Acepta de buen grado todo lo que te suceda, y sé paciente en las vicisitudes de tu humillación.  Porque el oro se purifica en el fuego, y los que agradan a Dios, en el crisol de la humillación.  Confía en él, y él vendrá en tu ayuda, endereza tus caminos y espera en él.  Los que temen al Señor, esperen su misericordia, y no se desvíen, para no caer.  Los que temen al Señor, tengan confianza en él, y no les faltará su recompensa.  Los que temen al Señor, esperen sus beneficios, el gozo duradero y la misericordia.  Fíjense en las generaciones pasadas y vean:  ¿Quién confió en el Señor y quedó confundido?  ¿Quién perseveró en su temor y fue abandonado?  ¿Quién lo invocó y no fue tenido en cuenta?  Porque el Señor es misericordioso y compasivo, perdona los pecados y salva en el momento de la aflicción.  ...Los que temen al Señor tratan de complacerlo y los que lo aman se sacian de su Ley.  Los que temen al Señor tienen el corazón bien dispuesto y se humillan delante de él:  “Abandonémonos en las manos del Señor y no en las manos de los hombres, porque así como es su grandeza es también su misericordia”.

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