MENSAJE
DE SANTA LUCÍA
“Amados Hermanos Míos,
Yo, Lucía, estoy muy feliz por estar con ustedes hoy una vez más.
Invito a todos ustedes
a vivir el Verdadero y Perfecto Amor para con Dios, dilatando aún más sus
corazones para acoger el Amor de Dios y el Amor de la Madre de Dios en sus
corazones, para que él produzca en ustedes la gran conversión.
Desapéguense de todas
las criaturas que aún les impiden de ser uno solo y exclusivamente de Dios, y
entonces, sus corazones como pájaros libres, volarán rápidamente cada vez más
alto en las alturas del Verdadero Amor de Dios y de la Madre de Dios. Y
coloquen su confianza, su amor solo en Dios, porque quién coloca su confianza
en Dios y en Su Madre, jamás será afligido ni decepcionado.
Infeliz de aquel que
coloca su confianza o su amor en las criaturas, porque conocerá cuanto las
criaturas son inconstantes, frívolas, interesadas, falsas y como por un nada,
son capaces de traicionarles y de abandonarles.
Yo deseo que cada vez
más ustedes crezcan en el Verdadero Amor para con Dios. Y eso implica: limpiar
el corazón, barrer del corazón todo lo que es tierra, para que Dios pueda
llenar sus corazones con el agua de Su Gracia, de Su Amor y la Madre de Dios
pueda finalmente también encender en sus corazones Su Llama de Amor.
Este mes debe ser para
ustedes un tiempo fuerte de conversión, un tiempo fuerte de aprender el
Verdadero Amor, cultivar el amor, el Amor Verdadero que es: obediencia, que es
docilidad, que es humildad. El Amor Verdadero que es caridad, que es unión, que
es oración de amor que sube a los Cielos. Que este mes sea para ustedes el
recomienzo de una nueva vida, de una nueva y verdadera conversión.
MENSAJE
DE SAN GERARDO MAYELA
“Amados Hermanos Míos,
Yo, Gerardo Mayela, Me alegro una vez más por venir del Cielo juntamente con Lucía
y con Nuestra Reina Santísima para bendecirles.
Amen a Dios más que a
ustedes mismos y den a Él su corazón. No retengan más su corazón para ustedes
mismos, o sea, no retengan más su vida para ustedes mismos negándola a Dios.
Den a Dios su vida,
renuncien a su voluntad, pierdan su vida para ustedes mismos y denla a Dios,
porque aquel que dé su vida a Dios como Yo lo di, la encontrará en la Vida
Eterna y todo aquel que retenga su vida para sí mismo aquí en la tierra, perderá
su vida en la Vida Eterna.
Amen a Dios más de que
a ustedes mismos, renunciando todo el día a la voluntad de ustedes y haciendo
la de Dios, aceptando la de Dios, aunque contraria a la suya o que les cueste
sacrificios, porque la Voluntad de Dios es y siempre será para ustedes:
salvación, felicidad y paz. Al paso que la voluntad de ustedes contrariando a
la de Dios, será para ustedes: ruina, desgracia, infelicidad y muerte.
Amen a Dios más de que
a ustedes mismos, viviendo una vida de intensa oración, pero no una repetición
fría de palabras, pero una oración ardiente hecha con el corazón como aquella
que Yo hice durante toda Mi vida y que Me dejaba completamente inflamado y
radiante de la Llama de Amor de Dios y de Su Madre Santísima.
Entonces,
verdaderamente, sus corazones se abrirán a Dios y recibirán de Dios tantas
gracias como nunca ustedes recibieron hasta hoy. Comprenderán cosas
sublimísimas y entenderán cosas bellísimas de Dios. Sentirán cosas maravillosísimas
que Dios y Su Madre les darán a sentir en el corazón: una paz profunda, una
alegría completa, una esperanza total, una fortaleza, justicia y también un
amor como nunca antes tuvieron en sus vidas.
Amen a Dios más de que
a ustedes mismos, dejando de una vez todo el apego de ustedes a las cosas
mundanas y a las criaturas, para ser solo y exclusivamente de Dios y de Su
Madre. Y entonces, Dios verdaderamente derramará Su Espíritu Santo que es la
Llama de Amor de la Madre de Dios en ustedes con tanta fuerza, que ustedes
verdaderamente se tornarán una nueva criatura en Dios y dirán: “Ya no soy yo
más que vivo, sino que es Dios quién vive en mí.”
Permanezcan en el Amor
y Dios permanecerá en ustedes. El Amor es Dios y Él solo vive y solo permanece
en quién permanece en Su Amor. Por eso, procuren todos los días crecer en el
Verdadero Amor para que verdaderamente la presencia y la gracia de Dios
aumenten todos los días en ustedes hasta llegar a su plenitud.
Yo, Gerardo, quiero
enseñarles a vivir este perfecto amor. No es difícil amar a Dios más de que a
ustedes mismos. La única cosa que es necesaria, es que ustedes quieran. El
deseo es el primer paso para comenzar a morir para sí mismo y Dios comenzará a
vivir en ustedes.
Deseen y sobretodo,
fomenten estos deseos repitiendo muchas y muchas veces como Yo hacía durante el
día, los Actos de Amor, de Deseo que la Madre de Dios les enseñó aquí. Y
sobretodo, también repitan este: “Mi Jesús, Mi Amor, yo te amo. Haz con que yo
te ame y muera de amor por ti.”
Repitiendo ese pequeño
Acto de Amor todo el día, ustedes crecerán cada vez más en los deseos. Sus
deseos del Verdadero Amor crecerán en ustedes y juntamente con los deseos,
crecerán en ustedes la Llama de Amor de Dios y de Su Madre.
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