“Mis Hijos, Yo Soy la
Reina y Mensajera de la Paz. Yo Soy la Señora del Rosario. Yo Soy la Señora del
Rosario de los Dolores.
Deseo Mis Hijos
pedirles que mediten más veces en la Pasión de Jesús y la Mía, porque ella
contiene tesoros inconmensurables para todos ustedes.
En verdad Yo prometo: “El
alma que venere Mis Dolores diariamente, no se condenará. Yo la asistiré
durante toda su vida y Yo la libraré de muchas tentaciones. Yo impediré que
ella caiga en muchos pecados y si incluso así por culpa propia esa alma cae, muy
pronto, en poco tiempo Yo la re-erguiré.”
Que se rece, que se
rece en honra de Mis Dolores, que se rece siete aves marías todos los días en
honra de Mis Dolores. Si es posible, recen la Coronilla de Mis Dolores,
sobretodo, mediten también en los Dolores Secretos de Jesús, en las Mías y de
San José relevadas aquí en estas Apariciones, porque serán consuelos para
ustedes en el sufrimiento, fuerza en el abatimiento, luz en el camino, alegría incluso
en medio del dolor, esperanza incluso en medio a la tristeza y a la desesperación,
será escudo en las tentaciones.
Mi Corazón Inmaculado
quiere hacerles sentir y comprender cómo es grande aún hoy Mi Dolor. Pero, si
no meditan en Mis Dolores, si no Me contemplan en Mi Gran Dolor, no puedo, no
puedo mostrarles el tamaño de Mi Sufrimiento y así, no puedo transformar sus
corazones.
Ve Mi Hijo como estos
Mis Hijos están aquí, algunos de ellos visiblemente cansados de un largo viaje,
pero con tanto amor a Mis pies. Por esos Hijos Me siento consolada, amada,
correspondida y glorificada.
Cuántos, cuántos de
estos Mis Hijos estaban en las garras de Satanás y Yo con Mis Mensajes aquí los
sustraje de las garras del dragón que se vio como por encanto, sin las víctimas
que tan orgullosamente había aprisionado y que ostentaba delante de Mí y de la
Beatísima Trinidad.
Marcos, Hijo Mío, que
se alegre también tu corazón, porque las lágrimas, los dolores, las
persecuciones y todos los tormentos que soportaste hasta hoy por Mi Amor, especialmente
los dos primeros años, fueron decisivos para que la conversión de estos Mis
Hijos sucediese y sucediese más deprisa. Alégrate Conmigo Mi Pequeño Job, Mi
Amado Juan. Continúa sirviéndome, amándome, obedeciéndome y a transmitir todo
cuanto Yo te confío.
Hijitos, comprendan que
Yo Soy la Madre de ustedes y que sufro porque veo que no escuchan y que no
quieren escuchar Mis Mensajes. Mi Sufrimiento ya dura muchos siglos, pero se
tornó especialmente amargo y pujante en los últimos 180 años.
¡Cuántas Apariciones Yo
hice! ¡Cuántos Mensajes envié al mundo! ¡Cuántas señales Yo concedí! Y el mundo
no quiso obedecerme.
¿Por qué? ¿Por qué no
Me obedecen? ¿Por qué no rezan? ¿Y Por qué no rezan con amor? Dios es un Dios
vivo y por lo tanto, para un Dios vivo, una oración viva. ¿Por qué Mis Hijos? ¿Por
qué son tan perezosos, tan lentos y tan fríos en sus oraciones? ¿Por qué en la
Santa Misa no esperan a Mi Divino Hijo Jesús y a Mí con fervor? ¿Por qué
permanecen en la Santa Misa como bloques de hielo?
Mensaje recibido el 5 de Mayo de 2002
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